Centro
Conocer el corazón de Alaró es recorrer las calles y perderse en sus sinuosidades, avanzar por su historia a través de sus fachadas, sus particularidades, sus recuerdos.
Características
Dificultad: Fácil
Distancia recorrida: de 3,3 a 3,7 km
El recorrido que el visitante podrá realizar por algunos de los elementos más destacados del centro urbano es el reflejo de más de 700 años de historia.
El recorrido se inicia en la plaça de la Vila, construida a finales de los años treinta a raíz de una reforma urbanística que supuso la creación de este espacio público y la construcción del actual Ayuntamiento.
Centro Villa. Dibujo: Miquel Jaume
Iglesia de Sant Bartomeu
Domina la plaza la iglesia parroquial de San Bartomeu . La historia de la parroquia de Alaró se remonta al siglo XIII, con la iglesia de Santa María, situada en el barrio de los Damunt. A mediados del siglo XIV el crecimiento de la población hizo que el primigenio oratorio quedara pequeño, así que se decidió construir uno nuevo en la parte sur del casco urbano, en los Davall. Del primer templo que se erigió donde se encuentra el actual, sólo queda la base del campanario, el edificio que lo sustituye se inició en 1626 y su construcción se prolongó durante varios siglos. En los siglos XVII y XVIII se finalizaron la mayoría de las capillas, así como el portal principal, tal y como consta en la inscripción de 1785.
Desde la plaza se aprecia la fachada principal de la iglesia, definida por grandes volúmenes de piedra desnudos desornamentados, donde los únicos elementos que destacan en el exterior son el rosetón y el portal mayor, muy habitual en la arquitectura religiosa del siglo XVII. Los muros cuentan con más de 20.000 sillares de piedra cortada.
El portal principal es de estilo barroco cortado en piedra de mármol de variados colores. El arco enmarcado entre pilares adosados con base y capitel moldurados, sirve para sustentar el frontón con volutas cortado en piedra, sobre el que aparece una pequeña abertura, en forma de ventana. Por la apertura acecha una higuera, de la que aseguran los alaroners que siempre ha estado allí y siempre con el mismo tamaño.
El rosetón circular es de tracería gótica y a su izquierda hay un reloj enmarcado en madera y piedra. Sobre el reloj se aprecia una espadaña de arco de medio punto dovelado que conserva la campana.
El portal que da a la calle Campanar o portal de Sant Antoni , es sencillo y puede que sea el más antiguo de todos. Datado entre el XVI y XVII, está hecho completamente de piedra y lo conforman dos pilastras que soportan el umbral. En esta fachada se erige la torre rectangular del campanario, dividida por líneas de imposta en relieve y coronada por un pequeño cimborrio.
El portal inacabado de la fachada lateral que da a la plaça de Sebastià Jaume, también llamado portal del Fossar, se trata de un arco rebajado con bordes atrompetados, trabajado en mármol del país (pudinga). En esta plaza se expone una obra de Enrique Broglia, ubicada sobre una fuente contemporánea. El autor es uno de los muchos y conocidos artistas que eligieron Alaró para instalarse.
Ya en el interior de la iglesia, la distribución responde a una planta de nave única, con capillas entre los contrafuertes que sostienen las cubiertas de crucería que forman la bóveda. Quien agudice los sentidos podrá observar que en el punto donde confluyen los arcos los constructores indicaran la fecha de finalización del tramo, es decir, los plazos de entrega del templo. Las columnas laterales de la bóveda llevan grabado el escudo de Alaró a los capiteles.
El altar mayor , en el fondo de la nave, muestra una pieza única del arte barroco mallorquín del siglo XVIII: no hay otro retablo en la isla de estas dimensiones trabajado completamente en mármol. La tradición asegura que los alaroners cortaron las piedras en su casa, lo que provocó ciertos problemas a la hora de juntar las piezas.
Otro elemento a destacar es el corazón , obra maestra del artista italiano Antoni Soldati, del último cuarto del siglo XVIII. Vale la pena observar los motivos y diseño general de la obra, la delicadeza de los ornamentos florales y de los ángeles, así como los colores azules y violetas utilizados.
La pila bautismal , situada justo en el lateral del corazón, es obrada en mármol de una sola pieza y está datada en 1655.
Del conjunto de retablos del resto de capillas, la mayoría barrocos, destaca especialmente el de la capilla de las Ànimes del Purgatori , obra de Joan Antoni Oms, del año 1660.
La iglesia de Sant Bartomeu celebra misa diaria a las 8 de la tarde y los domingos a las 9.30 h. El edificio puede ser visitado por la mañana de lunes a sábado.
Emplazada a la izquierda de la fachada principal de la iglesia, se encuentra la cruz del Cós , que data del siglo XVI. Se trata de una cruz de término (figuras que usualmente se localizaban en los caminos para señalizar los límites del municipio y otorgaban a su vez cierta protección espiritual). Un temporal de viento la destruyó en 1884 y después de años de estar abandonada, en 1958 la restauró el escultor Francesc Salvà. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1963.
Este crucifijo tiene un capitel octogonal en cuyas caras se alternan seis figuras con los dos elementos del escudo de Alaró: un ala y el castillo. Las estampas que acompañan a Cristo son san Sebastián, santa Bárbara, san Pablo y una santa que lleva la palma del Martirio.
Sobre el capitel, la cruz propiamente dicha, profusamente decorada con molduras vegetales, despliega unos brazos romboidales en los que se insertan cuatro medallones con una figura en cada uno: arriba el pelícano –símbolo eucarístico de Cristo–, en los laterales, la Virgen María y San Juan, y en el extremo inferior, María Magdalena. En el anverso se simboliza la Virgen con el niño en brazos, con el pie sobre una luna llena de rostro humano y las imágenes simbólicas de los cuatro evangelistas: el águila, el hombre, el león y el buey.
Al amparo de esta cruz se solía realizar la bendición de los frutos cada 3 de mayo, el Día de la Cruz, que protegía la añada y las mi
"L'orgue"
El instrumento que se encuentra hoy en día en la iglesia de Sant Bartomeu de Alaró no fue el primero que se instaló en el templo, pero del original no queda rastro. El órgano actual fue construido en 1754 por Pere Joan Bosch, miembro de una conocida saga de artesanos mallorquines que construyeron, entre otros, los instrumentos del Palacio Real de Madrid y de la Catedral de Sevilla. Un expolio en los años sesenta del siglo XX hizo que perdiera parte de sus características originales.
Pero aquí no termina la historia y en 2006 fue restaurado por el organero Gerhard Grenzing a iniciativa del Orfeón de Alaró. Gran parte de los habitantes del pueblo quisieron participar en la rehabilitación con la compra simbólica de alguno de los antiguos tubos. Cada sábado, a las 11.30 de la mañana, se celebran conciertos de órgano, de los que puede disfrutar todo aquel que se acerque.
Ayuntamiento
Situado en la misma plaza, el Ayuntamiento consta de dos cuerpos que se corresponden con dos edificios de diferentes etapas. El primero, el volumen que da a al carrer Petit, es de finales del siglo XIX y fue adquirido por el consistorio cuando inició la edificación del ayuntamiento nuevo de estilo regionalista después de la Guerra Civil.
La fachada de estilo regionalista se estructura en pórtico en la planta baja, planta noble con balcones, porche y torreón. La cubierta del edificio es de dos vertientes y teja árabe. Parte de la fachada y el porche dejan ver los sillares de piedra con los que está totalmente erigido.
El estilo general del edificio se inspira en el barroco civil mallorquín caracterizado, entre otros elementos, por los arcos rebajados sostenidos por columnas barrigudas.
El torreón sobresale en una altura sobre el edificio y está frente al campanario de la iglesia, lo que crea un efecto buscado de contrapeso. La cornisa con voladizo de madera resguarda el edificio del agua.
Entre las curiosidades del Ayuntamiento, cabe mencionar que en el pórtico de la planta baja hay una fuente de agua que data del año 1742. En el patio interior se puede observar uno de los escudos más antiguos del municipio –de 1681 –, que se rescató del anterior edificio del consistorio.
El antiguo Ayuntamiento (un edificio barroco que se localizaba frente al actual) ocupaba el espacio de la actual plaça de la Vila.
Plaça de la Vila
Sin salir de la plaza, en la esquina opuesta al Ayuntamiento, se localizan el hotel Traffic y el restaurante Can Punta, que en realidad conformaron un único edificio: la posada de Can Xalet (pl. de la Vila, 8 y 9) . Las posadas eran las casas que los señores de las grandes posesiones tenían en las villas y donde estaban cuando pasaban temporadas en los centros urbanos.
La fachada sigue siendo original y puede considerarse como ejemplo lucido de las construcciones de finales del siglo XVII y principios del XVIII en Alaró.
El escultor alaroner Llorenç Rosselló (1867-1901), conocido especialmente por la pieza “Foner Balear” –que se expone en los Jardins del Rei en Palma–, exhibe en esta misma plaza una de sus obras, “Retorn al bon camí”, una pieza de bronce creada en 1899.
Después de esta escultura, en otra de las esquinas de la explanada, se sitúa el casal de Son Mallol (pl. de la Vila, 14). Ésta es una casa de posesión absorbida por el pueblo, cuyos detalles se remontan al siglo XVI. Entre otros elementos destacan los ventanales del casal, arquitrabados con piezas de piedra con decoración conopial, y la pequeña ventana atrompetada del lateral del casal. Una puerta anexa del casal acogía la última almazara que estuvo en funcionamiento de Alaró, cuya estructura aún se conserva en parte. La planta baja ha sido reformada para convertirse en el bar Acros, punto de encuentro del día y de la noche alaronera, y un restaurante. En la remodelación se han respetado gran parte de la distribución inicial e incluso elementos decorativos, como las baldosas hidráulicas originales.
Plaça de la Vila . Dibujo: Miquel Jaume
Entre las características que definen la mayoría de los portales principales de Alaró, se encuentran los dinteles de gran entidad, losas de piedra en los zócalos y piedra arenisca o piedra en los marcos de aberturas y umbrales. En algunos casos, se ha esgrafiado una cruz en el centro o lateral, o la letra griega tau, símbolo de san Antonio Abad.
Subiendo por la calle de Can Xalet, destacan dos edificios de los siglos XVII y XVIII, situados uno frente a otro, la posada de s'Olivaret (c. de Can Xalet, 5-11) y la bodega de s'Olivaret (c. de Can Xalet, 12-16).
La posada de s'Olivaret es un casal señorial, de las más grandes del pueblo, y tiene la fachada principal en el carrer d'Enmig. Aunque el origen del casal es bastante antiguo, el interior del edificio fue modernizado en el siglo XX. Esta casa acoge la imagen de Nuestra Señora de la Procesión del Encuentro el día de Pascua. La bodega de s'Olivaret, al otro lado de la calle, en la esquina, todavía conserva las botas originales.
Los jardines de la plaça del Mercat se encuentran al final de la calle Can Xalet. Como su nombre indica, otrora concentraba la actividad de mercadeo, hasta que se trasladó a la plaça de la Vila.
Se avanza por el carrer d'Enmig, y se gira por la primera calle a la derecha hasta el carrer de la Síquia. Siguiendo el recorrido trazado al final de la calle viene el casal de Son Vidal (c. de la Siquia, 21-23), del XVII, vivienda sobre cuya importancia radica en el estado de conservación de los elementos interiores. Incluía un antiguo molino de agua, que formaba parte del qanat de agua musulmán que abastecía a la villa. Del molino apenas quedan algunas piezas. Se dice que una temporada fue la casa de l'ermità Mir.
Subiendo la cuesta de Son Sitges, a mano derecha comienza la calle de sa Gerreria, que llega a continuación, girando a mano izquierda, en el pasaje de sa Gerreria, un rincón precioso por explorar, de los muchos que se pueden encontrar en el casco antiguo. Se reanuda la calle Son Sitges para dirigirse a Son Bieló (c/ Son Sitges, 11), un casal que tenía otro de los molinos de agua –del que restan vestigios–, que, como el anterior, formaba parte del antiguo sistema hidráulico de Alaró. Esta casa del siglo XVIII exhibe un portal de estilo neoclásico, y en el recibidor y vestíbulo, un revestimiento de piedras antiguo original. La casa dispone de capilla propia, que cuenta con un vetusto altar y una pequeña sacristía.
Vanguardia en Alaró
Durante los años sesenta y setenta del pasado siglo, algunos artistas de renombre establecieron su residencia o taller en Alaró. Muchos ya no viven en el pueblo o no lo frecuentan, pero de una forma u otra han dejado su huella en las calles, ya sea en forma de multitud de anécdotas o por su obra, diseminada por el casco urbano. Algunos llegaron a acuñar la denominación "grupo de Alaró", nombre bajo el cual se organizaron exposiciones conjuntas fuera de Mallorca. Algunos de los nombres destacados que se vinculan a Alaró son Manolo Coronado, Manuel Hernández Mompó, Celedonio Perellón, Aleix Llull, Amelia Viejo, Pep Llambias o Solveig Pripp.
Estos años no representan un momento aislado sino que estas tierras siguen atrayendo a artistas de todo el mundo: Sandra Lehnis, James Lambourne, Rafa Forteza, Alvarez Frugoni, Alfred Lichter, Nathasha Lébedeva, Menéndez Rojas, Diego Delgado, Von Treskov…, son algunos de los nombres ligados a Alaró.
Foto: Manuel Hernández Mompó
Ses Rotes
El camino conduce hacia la parte más alta del casco urbano, el carrer del Pujol, por lo que fueron un conjunto de casas roteras. Ses Rotes es un barrio urbanizado pero un tiempo estaban las rotas, unos trozos pequeños que se daban a cultivar a cambio de algún beneficio o de la simple ventaja de tener la tierra cultivada sin gastos propios.
Sobre la cornisa de piedras planas, destacan las largas tejas voladas (aunque sólo quede una) que protegen el portal de ingreso.
Hacia las décadas de los sesenta y setenta, artistas reconocidos eligieron instalarse en Alaró, y se concentraron en buena medida en esta barriada.
Al final del paseo por esta barriada se llega a la plaza del carrer Poador, que cuenta con una bella panorámica de todo el núcleo urbano con el barrio de los Damunt en primer plano.
Bajando el carrer de Son Rafalet, a mano izquierda, un elemento ilustra nuevamente el entramado de abastecimiento de agua: los lavaderos de Son Rafalet. Esta lavandería pública, construida en el siglo XIX, se abastecía del agua de la fuente de ses Artigues y acudieron durante décadas las mujeres del pueblo a lavar los paños sucios… (expresión que hace alusión a la limpieza de la ropa ya la expresión figurativa). Se trata de un fregadero con tres compartimentos interiores, hecho de piedra y estucada en blanco. La cubierta de vigas y tejas árabes que las cubren son actuales.
De camino al núcleo inicial de Alaró se atraviesa la plaça dels Horts, de moderna construcción, donde no hay que pasar por alto una escultura de Manolo Coronado, algo escondida en un rincón de la explanada.
Sistema de qanat de ses Artigues
La fuente de ses Artigues es la fuente que abasteció de agua a buena parte del municipio durante siglos. Mencionada ya en el año 1232 por Gastón de Bearn, fecha de la época andalusí de Mallorca. El método constructivo utilizado en esta surgencia responde al sistema de qanat: una mina que se alargaba varias decenas de metros bajo tierra y que en Mallorca se solía construir por la técnica de piedra en seco. A lo largo del conducto se practicaban perforaciones verticales de forma regular que hacían de respiradores. El canal mantenía una cierta pendiente, de modo que el agua drenaba simplemente con la ayuda de la gravedad.
En el caso de ses Artigues, esta mina se alarga unos 60 m bajo tierra y sólo es visible en el punto de salida, cerrado recientemente con una bóveda por razones sanitarias. De este punto del qanat arranca la acequia que transporta el agua para el riego de los bancales agrícolas, mover la maquinaria de los molinos a su paso y abastecer de agua a los alaroneros.
El barrio de los Damunt posiblemente se nutrió antiguamente de otra diferente, la de la fuente de sa Bastida.
Los Damunt
Finalmente se accede al barrio de los Damunt, el núcleo urbano inicial de Alaró, referenciado desde el s.XIII. Las reducidas dimensiones de este antiguo núcleo posibilitan un agradable y corto paseo por sus principales calles, donde se pueden apreciar algunos edificios importantes y sobre todo muchas casas sencillas de fachadas antiguas. En este rincón se descubren portales de todo tipo: de medio punto, de arco escarzano (arco rebajado), obrados con materiales como la piedra o el marés, e incluso con dinteles de madera.
Siguiendo el recorrido, se sigue descendiendo por la calle de son Duran, hacia la plaça de Cabrit i Bassa, pero se anima al visitante a dar una vuelta y que se pierda por las callejuelas que conforman los Damunt.
Los Damunt . Dibujo: Miquel Jaume
Ya en la plaça de Cabrit i Bassa o plaça de los Damunt se abre paso la historia o el mito, dado que se dice que en este punto es donde los héroes locales fueron ejecutados de forma cruel por el rey Alfonso II de Aragón.
En un lateral de la plaza se instaló en el siglo XVII una capilla, conmemorativa del martirio de Cabrit y Bassa, posteriormente reformada y que actualmente alberga un retablo de la Virgen, obra de Manuel Coronado.
El centro de la plaza la preside una cisterna levantada sobre una solera de planta octogonal, con maquinaria de bombeo y otros elementos elaborados con hierro. De este cargador de agua y otros similares se abastecía a la población urbana.
En esta explanada, dominada por la antigua casa cuartel de la Guardia Civil, se encuentran las que, muy posiblemente, son de las casas más antiguas de Alaró y que remontan su origen al gótico (pl. de Cabrit i Bassa, 8 y 9). Estas dos casas fueron originalmente un solo edificio –el antiguo portal que todavía se conserva lo atestigua–, si bien, cuando se dividió la propiedad, se abrió un arco rebajado junto al anterior para dotar de pórtico a la nueva vivienda. El muro de fachada ha modificado el aspecto con el relleno de mortero cementado.
Prosiguiendo el recorrido se abandona la plazoleta girando a mano izquierda por el carrer de Son Borràs, y se llega ante la propiedad que da nombre a la vía en los números 9 y 11. Se trata de un casal de finales del siglo XVI o el principio del XVII que, según fuentes orales, era la antigua puesta de posesión de Son Borràs. El interior de la casa ha sido dividida en dos, una de las cuales conserva piezas de piedra de la antigua almazara (tolva, arandela y almazara). En el interior del edificio se atesoran algunos restos de otro de los molinos impulsados por agua del qanat de ses Artigues.
Los Damunt, origen de Alaró
Los escritos de después de la conquista catalana de Mallorca referencian a los Damunt como la alquería árabe de Oloron, incluida dentro del distrito de Canarrossa o Qanarûsha después del Repartiment. Esta antigua alquería dio lugar al primer núcleo de población (que consta como la población antigua o partida de Amunt) donde se erige una iglesia. En el siglo XIV la población crece y esto obliga a la construcción de un nuevo templo en la parte baja del pueblo.
La hegemonía de los Damunt se alargará todavía hasta el siglo XVI, fecha a partir de la cual se consolida el actual centro urbano en torno a la nueva iglesia parroquial en los Davall. A pesar de la gran cantidad de reformas a las que ha sido sometido el barrio, conserva todavía un entramado con reminiscencias medievales de calles estrechas, callejones sin salida, plazoletas…, donde muchas casas son claramente datables en los siglos XIV o XVII.
Se podría entender que se trata de dos pueblos en uno, dado que los Damunt celebra incluso sus propias fiestas.
Aún en la barriada de los Damunt, carrer de Tià Roig abajo y girando hacia el carrer de sa Bastida, se llega finalmente a sa Bastida (números 18 al 24), una posesión absorbida por el núcleo urbano de los Damunt. Este conjunto arquitectónico toma el nombre de una antigua fortificación del siglo XIII de la que sólo se conservan escombros. Es posible que estas casas se edificaran sobre –o muy cerca de– la primera iglesia de Alaró.
La fachada lateral de la construcción pega a un patio, presidido por un gran almez, donde se reunía la Universidad de la villa –es decir, el antiguo ayuntamiento del municipio– durante la edad media.
Se abandona el barrio original de Alaró prosiguiendo el descenso por la calle de sa Bastida, se cruza el torrente de Na Marranxa –que separa físicamente las dos barriadas–, continuando por el carrer de Can Coxetí para finalmente volver a los d'Avall.
En la convergencia del carrer de Can Coxetí, d'Enmig y del Porrassar, se levanta el edificio Can Pinoi, una vivienda del siglo XVII en la que destacan un magnífico portal de piedra y una cruz de piedra arenisca empotrada en la fachada principal.
Continuando por el carrer del Porrassar, algo más abajo, hay otra cisterna denominada el Carregador des Porrassar. De forma octogonal y sobre una solera gruesa, está obrada en piedra y conserva la tapa superior, la rueda para el bombeo en el lateral y el conducto del desagüe, todas estas piezas construidas de hierro. La pequeña pila adosada a la base recoge el agua sobrante y el goteo del desagüe.
Siguiendo el trazado de la calle, el paseante se encontrará con el teatro de Alaró.
Teatre d'Alaró
El teatro, de reciente reapertura (2008) después de una reforma integral, fue el antiguo cine parroquial, en funcionamiento desde los años cincuenta del pasado siglo XX. El teatro cuenta con un excepcional revestimiento: en el exterior, murales de Menéndez Rojas, y en el interior, una obra de Pep Llambías.
El espacio ha sido pensado para su uso con diferentes actividades artísticas y de carácter cultural: cine, artes escénicas, conciertos o seminarios entre otros.
Descendiendo el carrer de Can Palou, se pasa por delante de un casal señorial del siglo XVII que se ha dividido en tres viviendas. El primero sigue siendo un buen ejemplo de casal urbano del XVII, que luce un impresionante pórtico arquitrabado con pilastras de capitel moldurado de piedra. Para quienes disfrutan de los detalles curiosos, una de las ventanas tiene grabada una cruz de malta en el dintel lateral. Las cruces grabadas no escasean en portales y ventanales de Alaró, si el visitante se fija.
El entramado de la calle en la curva traza una pequeña plazoleta, dividida por la calzada, ya ambos lados, dos edificios: Can Pere Ric y la posada de Son Guitard.
El primero, Can Pere Ric (c. de Can Palou, 1; c. de Son Antelm, 19), se trata de un inmueble del siglo XIX en el que destacan la esmerada ejecución y distribución de los elementos decorativos geométricos, así como la decoración de piezas de piedra arenisca de la planta baja a modo de estrías horizontales sobre un zócalo de losas de piedra pulida.
Frente a Can Pere Ric, la posada de Son Guitard (c/ Can Palou, 20). Casa del siglo XVIII en la que se han sucedido las reformas, como en la fachada exterior, de la que se ha extraído la cubierta de mortero tradicional, dejando la piedra a la vista, con lo que se distinguen perfectamente los marcos de las ventanas y del portal de piedra arenisca y piedra. Como muchas de las casas de la época, contaba con almazara, de la que se mantienen las piezas de aceite y las piedras de moler.
Girando la calle a mano izquierda, al fondo se observa de nuevo la iglesia de Sant Bartomeu y en esta misma calle se encuentra la Rectoría (c. de la Rectoria, 8-12). Se trata de una construcción del siglo XVIII, levantada sobre la edificación anterior, de la que únicamente se han conservado el portal de acceso (del XVII), un portal interior renacentista y algunos elementos internos y materiales reaprovechados. Desde la calle únicamente se puede apreciar el portal neoclásico de inspiración protorenacentista que ha llegado intacto hasta la fecha: una gran puerta adintelada cortada en piedra rematada en un frontón triangular. En éste figura un escudo y aparecen dos fechas, 1630 y 1803, la última seguramente referencia una de las reformas del edificio. Franqueando el portal foráneo y atravesando un pequeño patio de naranjos –en otro tiempo un huerto– se puede acceder a la vivienda. En la fachada principal de la casa se distingue un reloj de sol de 1768, pintado en blanco y negro. Si está abierto, entra un poco, el párroco no se molestará.
En la misma calle se encuentra Can de Haro (núm. 7-9), un magnífico edificio del siglo XVIII, en el que, si tienen las puertas de la calle entreabiertas, podrá apreciar el cancel del recibidor de estilo modernista de madera y cristal. El portal de la casa también destaca porque se trata de un magnífico portal de medio punto dovelado de piedra. En esa casa vivió el reconocido poeta mallorquín Joan Alcover.
Se ha llegado al punto de partida, la plaça de la Vila. Desde aquí se proponen dos variantes: la visita a la parte meridional del pueblo o la visita a la parte occidental del centro urbano.
El primero de los caminos conduce, entre otros, a la alquería de Son Sant Joan o algunos ejemplos de edificaciones modernistas. Con el segundo de los recorridos, pasaremos por delante algunos de los casales más sorprendentes de Alaró.
Ruta a Son Sant Joan
Volviendo al primero de los ramales, se debe deshacer parte del último trozo del camino y volver a la plaça de la Vila hasta el casal de Can Pere Ric, y desde allí se sigue calle abajo. En el número 25 de la calle Can Cladera, hay que hacer una parada al final de la vía para observar un casal de tendencia art déco de tipo colonial de 1931. Destaca en esta construcción la cornisa moldurada de piedra con dibujos geométricos circulares y el enrejado de decoración modernista, del que se encontrarán otros ejemplos en construcciones de la época.
El proyecto estrella y símbolo del Alaró de la República fue sin duda la Escuela Graduada (c/ Pere Rosselló Oliver, 24), un diseño regionalista de los años veinte, dirigido por el arquitecto Guillem Forteza, que finalmente se inauguró el 14 de abril de 1934.
Pasando por delante de la fachada de la escuela, camino abajo, ya por la carretera de Santa María, se aprecia fuera del casco urbano, un conjunto de casas que conforma la alquería de Son Sant Joan. Tiene sus orígenes en el siglo XIII e inicialmente la constituían las casas de la posesión, unos establos y una almazara (descritos en 1458). Gran parte de los edificios posteriores se reformaron entre los siglos XIX y XX, cuando se inicia su recuperación.
Si ha llegado hasta la alquería de Son Sant Joan, deberá volver hasta la escuela, y continuar por la calle de Pere Rosselló Oliver (calle dedicada al alcalde republicano fusilado durante la Guerra Civil) y girar a la derecha en la calle de Son Amengual, para poder apreciar un nuevo ejemplo de vivienda modernista, es Casats o els Casals (c/ Son Amengual, 26). Este edificio aparece aislado del resto de edificios con zona ajardinada a su alrededor. Es sin duda un bello ejemplo de edificio modernista, del que destacan los dos cuerpos semicirculares que sobresalen de la línea de la austera fachada, las rejas del cerramiento exterior con decoración floral, las barandillas de terrazas y balcones, y en general, aparición del hierro como elemento estructural y decorativo.
Calle de Son Amengual arriba, se conecta a continuación con el carrer Pintat, hacia otro de los múltiples puntos de carga de agua, el fuelle de Can Pintat. Esta cisterna, esta vez de planta circular, dispone de una rueda vertical con un conducto de desagüe, todo de hierro. Pero este paseo tiene como finalidad llegar hasta una pieza importante en la historia moderna del municipio, la torre des Llum o de la Electricidad. Situada en la avenida de la Constitución, algo más abajo de la salida del carrer Pintat, se trata del único elemento que queda de la primera fábrica de electricidad inaugurada en Mallorca (1901), impulsada por los hermanos Gaspar y Josep Perelló , comerciantes de aceite y jabón. Los restos corresponden al cuerpo de la chimenea, constituida por dos muros concéntricos, de forma troncopiramidal, unidos por una escalera. BIC desde el año 2000, el Ayuntamiento la restauró un año después, coincidiendo con el centenario de la inauguración. Hasta aquí la primera de las variantes, sólo queda volver a la plaza de la Vila, punto de salida de todos los recorridos.
Ruta al Pontarró
La segunda de las alternativas sale de la plaça de la Vila, por el carrer Petit, hasta la avenida de la Constitució, donde se reanuda la visita girando hacia el carrer del Camp Roig, antes de llegar a la torre de la 'Electricidad. En el número 20 se topa con Can Marrigo, una casa del siglo XVII con menaje de la fachada de piedra revestida con mortero que dibuja paneles irregulares y un balcón con barandilla ornamental de hierro forjado de estilo modernista.
Hay varias construcciones a destacar en este tramo: en los números 25, 47 y 48-50 de esta misma calle, varios edificios del siglo XIX y XX, de fachadas bien conservadas donde el marés aparece como elemento principal (constructivo en el mismo tiempo que decorativo); al final de la calle, Son Manyes, del siglo XVIII (núm. 52), donde el portal principal de medio punto ha sido recortado para darle más altura. Sobre este mismo portal, una fila de tejas voladas protegen de la lluvia al entrar y salir de la casa. Casi desaparecida, todavía se distingue sobre el arco la antigua numeración de las casas, éstas se marcaban por ordenar el cobro de los aranceles.
Ante esta casa y algo escondido tras un olivo, aparece el cargador de Son Manyes, una cisterna en la línea de las anteriores, sobre una solera redonda que ha quedado absorbida por la acera.
Se continúa el recorrido por el callejón de Can Manyoles, subiendo y casi de inmediato, en el crucero de éste con Can Ros y Pontarró, destacan tres elementos. En la esquina, la posada de Bànyols (c. de Can Ma-nyoles, 1). Datada de los siglos XVIII-XIX, fue la casa del escultor Llorenç Rosselló. En la esquina opuesta, un edificio racionalista (c. de Can Ros, 30) con una forma singular porque el eje central sobresale de la línea de fachada con un cuerpo semicilíndrico. Los balcones se han dotado con barandillas de hierro ornamentales y, al igual que la pared de cierre, una reja con motivos florales, los mismos que podemos encontrar en el 25 del carrer de Can Cladera.
El tercer elemento a destacar se encuentra en el principio del carrer del Pontarró, lugar conocido como sa Creu, en el mismo lado, por la cruz empotrada en la fachada de una casa urbana. Cortada en marés, la única inscripción es el símbolo de Jesucristo grabado en el centro. Éste es el punto de reunión del Encuentro cuando salen los pasos de Pascua. Parada breve frente a Can Jaumico o Ca s'Indiano (c/ Pontarró, 11-15), un casal modernista de finales del XIX, fruto de la bonanza económica que proporcionó el proceso de industrialización. Jaume Pizà, Jaumico, abrió en 1870 el primer taller de zapatos y muy pronto empezó a exportar a Puerto Rico. La estructura de la casa responde a las edificaciones típicas de los retornados de las Américas, de ahí el apodo de Ca s'Indiano: un gran casal aislado rodeado de un gran jardín, en el que destaca una gran araucaria (Araucaria heterophyla) que supera los cien años. Los elementos florales grabados en la piedra de las ménsulas se repiten en el dintel de los balcones. Continuando con el recorrido del carrer del Pontarró, otras lavanderías públicas, los lavaderos del Pontarró, del siglo XIX, formados por un abrevadero y un fregadero rectangular para lavar, construidos de piedra y encalados, bajo un porche recientemente reformado.
Muy cerca, calle arriba, Son Mas (c/ Solleric, 5), un casal de los siglos XVII-XVIII. Actualmente dividido en dos propiedades, que antiguamente tenían también funciones diferenciadas: en una estaban las estancias y en la otra las dependencias agrícolas y ganaderas, de las que destaca la almazara. Este casal también se conoce como Antigua Almazara de los Deumas.
Casal de Son Tugores
Propiedad del consistorio municipal desde 1994 y reformado, centraliza gran parte de las actividades culturales de Alaró. Cuenta con distintos espacios, como el juzgado de paz, la biblioteca municipal, así como salas preparadas para exposiciones y multifuncionales.
Por la posesión de Son Tugores transcurría la acequia que llega de Son Vidal hasta conectar a un gran lavadero de 25 m por 5 m situado justo detrás de las casas que abastecía de agua al molino. La posesión se incluía en el completo sistema de qanat de la fuente de ses Artigues de Alaró y, tras la remodelación de la edificación, todavía se pueden observar restos del molino integrado en el casal público.
Se han preservado algunas piezas de la antigua almazara, como los fregaderos del aceite. Por supuesto es visitable, si está abierto. Junto a este edificio, pared con pared, hay una segunda construcción, también perteneciente a las casas de Son Tugores, de la misma época y sometida a una reforma en el siglo XIX, pero que se mantiene en manos privadas.
Es remarcable también el conjunto marjado del huerto contiguo o jardines de Son Tugores, el antiguo naranjo de la propiedad. Se trata de un espacio público en el que se han incorporado un jardín botánico y un parque infantil.
Volvemos sobre nuestros pasos y ascendemos por el camí de ses Barreres (antiguo tramo de la calle de Sant Roc) y giramos a la intersección hacia la plaza de Son Tugores. Se encuentran las casas de Son Tugores, del siglo XVII –aunque su distribución interna data del XIX–, y los jardines anexos. La posesión a la que pertenecían estas casas hacía linde antiguamente con lo que era el núcleo urbano, aunque actualmente haya quedado absorbido.
De vuelta al camí de ses Barreres, conectada con la calle de la Virgen del Refugio y girando hacia el carrer del Metge Jaume Colom, ya sólo queda la última parte del recorrido, que pasa delante de ses Caves o Can Morro (c. Médico Jaume Colom, 21), del siglo XVII, que conserva en su interior la mejor de las escaleras de piedra picada de Alaró. El casal, que incluye los números 9 y 13 de esta calle, es un buen ejemplo del academicismo de mediados del siglo, por la decoración y composición del edificio. La fachada principal se conserva tal y como era originalmente.
Por último, tomando la calle de Can Ros, en el número 25 se levanta el edificio Can Roua (o Can Jaumico). Su fachada destaca por su material y técnica de construcción: todo el paramento es de sillares de piedra viva bien cortados y dispuestos regularmente a lo largo de la fachada unidos por juntas muy estrechas, un ejemplo casi único en Alaró. Fue la primera casa Can Jaumico que después se transformó en fábrica de zapatos, y posteriormente en una granja de pollos y conejos. Hoy en día reconvertida de nuevo en una casa particular y bar restaurante en la planta baja, se ha acondicionado y ha sufrido una reforma integral, dado que los pisos superiores se transformaron en grandes salas para uso industrial.
El recorrido finaliza en el punto de salida, la plaza de la Vila.